Costruyendo mi camino en la industria musical, me convertí en outsider.

Cuando el sonido y la voz empezaron a decirlo todo.

Mi vida musical empieza desde que tengo uso de razón; siempre he amado el sonido, los ritmos; me puedo aprender cualquier melodía de memoria y la voz me ha permitido entender desde lo físico cómo resuenan las emociones.

Recuerdo que a mis 12 o 13 años, estaba un día con mi familia en la mesa hablando sobre lo que queríamos hacer de grandes y yo con mucha seguridad dije: "Lo que sea, pero que tenga que ver con música". Momentos como este siempre han mantenido prendida la llama de mi vocación, aunque algunas veces me ha entrado la duda y he llegado a pensar que no, no es vocación, lo que yo siento se llama obsesión. Una ilusión en mi pensamiento que me hace hacer música, así funciona mi corazón ¡ooooh!

Radio, grabadoras y CDs: mis primeras influencias musicales

Crecer escuchando música y aprendiendo a escuchar.

Era una amante de escuchar la radio; me sentaba en el suelo pegada al parlante durante horas y escuchaba todo lo que ella me quisiera dar, a veces temas como los de Andrés Cepeda, bien románticos, como le gustaba a mi papá, aunque mi favorita era Radioactiva, el planeta rock. No entendía mucho del género, pero La X de pura música electrónica también me robaba horas de atención. Escuchaba los CDs de mi mamá que podían variar desde La Fania All Stars, Pablo Milanés, Rocío Durcal o algunos muy pop con canciones como Sweet Dreams. El hábito de los CDs lo agarré desde los siete años, cuando mi mamá se ganó en una rifa un reproductor de música que en criollo le decían "la grabadora".

Algunas veces, cuando iba a la casa de mis tías abuelas, un tío que vivía con ellas tenía el CD de Queen II, el de Bohemian Rhapsody; simplemente me estremecía y, con mi inglés infantil no nativo, intentaba cantar "escarambuu escarambuu". En fin, cada vez que iba a un lugar con un reproductor de casete o de CD, me quedaba estupefacta, moviendo todos los botones y los cables y escuchando cada pieza. Además, grababa en cassettes virgenes y cuando me preguntaban: ¿Por qué hacía copia de los compact disks en cassettes? Respondía que era por si se rayaban.

Buscar hasta encontrar, aunque te vuelvas a perder

Adolescencia, aprendizaje musical y primeras preguntas.

En plena pubertad empecé a tomar clases de música y, ya entrada en la adolescencia, alternativa y fanática de Radiohead, me perfilaba con fuerza hacia el underground. Pero era tímida, o eso creía, porque con el tiempo entendí que no lo soy, ni siquiera sufro de pánico escénico, lo que pasa es que soy muy tranquila e introspectiva y la gente lo confunde con timidez e introversión. No sé si alguien daba un peso por mí, pero ahora comprendo que vengo de una familia donde no hubo nadie con alguna profesión artística o que hubiese estudiado y tocado algún instrumento. Ese desconocimiento, esa falta de referencias hacen que la información no esté a la mano y lleva un poco más de tiempo encontrarla.

Estaba yo en búsqueda de información, así que un día agarré el teléfono y llamé a la radio; me contestaron y dije: —Hola, quiero ser cantante. ¿Qué tengo que hacer? —El hombre muy amablemente me dijo: —No es aquí; tienes que llamar a una disquera—. Le respondí —gracias— y colgué.
Tengan en cuenta que no existía el wifi; yo debía tener unos doce o trece años porque tampoco había ni celulares Nokia. Con las páginas amarillas logré encontrar el número de Sony Music. Llamé, me comunicaron con un agente o productor de un apellido que sonaba algo así como "Mazorca" y le dije: "Hola, quiero ser cantante. ¿Qué tengo que hacer? El hombre muy amablemente me respondió: —Debes enviar un demo para escucharte. Le respondí —gracias— y colgué.
Desde ese día me surgió la gran inquietud; se me abrió una puerta a lo desconocido: ¿Cómo se hace un demo? ¿Cómo se hacen los CDs? No sabía que detrás de una cantante hay una maquinaria gigante y dentro de ella muchos departamentos y funciones que construyen una gran industria.

Argentina, fiestas electrónicas y aprendizaje real

Pasaron varios años hasta que por cosas de la vida llegué a la Argentina; allá un amigo Vj me llevó a una fiesta electrónica donde él iba a trabajar haciendo las visuales. Yo quedé encantada y me enganché con el mundo de la música electrónica. Luego empecé a sacar fotos en las fiestas. Los Djs y productores de los eventos me pedían las fotos para publicarlas y me llamaban para que fuera a las fiestas cuando tenían una fecha importante. Hice amigos ahí adentro. Empecé a conocer ese universo y el de la producción musical.

Ya mencioné que yo tenía bien definida mi vocación, pero no les conté que me había desviado un poco. En 2011, cuando cursaba el tercer año de Dirección de Cine de Animación en Buenos Aires, me dije a mí misma: "Ya está, me muero en el intento o me muero en vida, pero lo hago". Dejé la prometedora carrera en la música. -¿Pero qué hacés, che, tas loca?- Sí, lo estoy… Eran mis conversaciones internas (tengo una voz interior que me juzga o me alienta, con acento porteño).

Entré a una escuela para empezar la producción musical y, en paralelo, una formación de técnica vocal integral. Nunca había sido tan pero tan feliz en mi vida. Dentro de mí, en la experiencia individual, estaba volando alegre en la nube de Gokú, pero empecé a notar cosas y por ellas es que hoy creo este espacio.

Cupo femme en la industria musical: vocación y resistencia

Crear, producir y sostener un proyecto propio.

En mi clase cursando producción musical éramos 30 estudiantes, de los cuales 28 eran varones. Me di cuenta de que en mi círculo social tanto en Medellín como en Buenos Aires tenía solo una amiga de música. Entonces pasé a sentirme incomprendida, pues si bien las personas me acompañaban y apoyaban, no es lo mismo cuando compartes con alguien que también está en ese camino y que conoce la experiencia de hacer música en un escenario, por ejemplo. Es por eso que mi amiga Irán Lovazzano (violonista) ha sido tan importante en este recorrido. Loca, eras la única con quien yo podía entenderme y manifestar toda esta necesidad de creatividad y comprensión de saberes técnicos sobre música y sonido.

Luego en el camino encontré otras colegas, pero notaba que estábamos cada una tratando de adaptarse y sumarse a un cuerpo gigante en el que nos veíamos como outsiders. Lo que a una mujer la sostiene dentro de la industria musical es su vocación y digo esto sin ninguna duda. Si no fuera por ello y la perseverancia, no seríamos ni ese 1% que somos en el área de producción.

Con los años, dándole y dándole a la música, encontré espacios, gente y buenas amistades con quienes compartía y aún comparto el hacer musical; de todos modos, no dejaba de notar que siempre las mujeres terminamos ocupando espacios donde no tenemos una voz para aportar a la construcción de las ideas. Si bien hacemos parte del proyecto y tenemos un rol que funciona, no es nuestra idea la que se desarrolla y practicamente debes agradecer por que te permiten participar y mostrarte, porque en definitiva eres "la minita (chica) que canta" y si estás en el front tienes que mostrar y en realidad no tiene nada de malo, es una decisión personal, lo negativo es que nuestra participación se reduzca solo a eso, cuando la producción requiere de tantos roles.

Ya tenía un bagaje dentro de la producción de eventos que me permitió aprender a negociar y tener claro lo que necesita mi proyecto musical para sonar bien. No me presento a cambio de pizza y cerveza, por ejemplo, o si el evento es pequeño y no cuenta con muchos recursos, pero a mí me convence y le suma a mi discurso artístico; voy sola con mi set. Si había un buen stage, invitaba a los músicos y les aseguraba como mínimo un viático para llegar bien a sus casas y cuidar los instrumentos. Componía mi música, cubría espacios de ensayo, costeaba estudios de grabación (Todo con mi sueldo básico de niñera e ingeniería de recursos), definía las estructuras y hacía las premezclas de las canciones. También recibí mucha ayuda de amistades que, al verme tan entregada y creer en mi talento, no dudaron en darme una mano. Así fue como pude tomar mis propias decisiones, comunicar mis ideas claras a otros músicos y técnicos hasta lograr que mis canciones tuviesen la intención que yo quería lograr; de este modo, mi música logró un estilo y una estética muy personal, lo que me convirtió aún más en outsider. Una mujer dentro del 1% en la industria musical que era 100% autogestiva.

¡Dale che, aguante todo, sos lo más grande! (En voz interior porteña)

Compartir conocimiento, abrir caminos y acompañarnos.

Esa fue mi escuela y por eso quiero compartir con otras mujeres para empezar a afianzar las redes, que cada vez sean más las referentes dentro de la industria musical en Latinoamérica.
No sólo puedes ser una cantante, artista o diva; también puedes ser compositora, arreglista, letrista, instrumentista. Puedes ser productora musical o productora ejecutiva, ingeniera de sonido. Aprende todo sobre grabación, mezcla y mastering para autoeditarte; así logras hacer buenos demos o trabajar para otras áreas como el cine. Luego, en el lado de las discográficas, tienes managers, agentes, publishing. Hay otros frentes por donde puedes hacer parte de la industria, como marketing y publicidad, videomaker y dirección de arte. Para las abogadas hay mucho trabajo; para las administradoras en las agencias de producción de eventos, por ejemplo, y para las que están en el mundo digital y de programación, tienen un universo entero por explorar.

No voy a crear una escuela como tal; es más, les recomiendo que se inscriban en instituciones oficiales y que hagan carreras y másteres para que se conviertan en profesionales competentes, sobre todo en el sector técnico y en el de la ingeniería de sonido. Por este medio quiero crear una comunidad donde podamos encontrar información y soporte.

Yo un día agarré el teléfono y dije: “Hola, quiero ser cantante. ¿Qué tengo que hacer?”*. Esa pregunta marcó el inicio de un camino largo, lleno de búsquedas, desvíos, aprendizajes y decisiones valientes. Hoy, después de todo ese recorrido, quiero que este espacio sea ese primer lugar al que puedas llegar si no sabes por dónde empezar, si te sientes perdida o si reconoces que tu vocación vive dentro de la industria musical. Aquí podemos encontrarnos, compartir información y acompañarnos en el proceso.

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